Villanova se proclamó campeón de la NCAA en una de las finales más apretadas y emocionantes de las últimas décadas. Un triple heroico sobre la bocina de Kris Jenkins desde ocho metros ha sido el último capítulo de un March Madness que acaba con el segundo título de los de Jay Wright, recientemente nombrado mejor entrenador del año. North Carolina llegó a remontar diez puntos en los últimos cinco minutos (no se pierdan el brutal triple de Marcus Paige para empatar) pero cayeron de forma cruel en el último segundo.
74.340 privilegiados espectadores (incluyendo al mejor jugador de la historia de este deporte, Michael Jordan) tuvieron el honor de asistir a uno de los mejores finales de partido en la lucha final por el título de la NCAA. Dos acciones que ya forman parte de la legendaria historia de una competición que nos tenía guardada su mejor obra para el mejor momento. Villanova sumó su segundo título en un final al mejor puro estilo March Madness. Desde 8 metros y con Kris Jenkins como héroe eterno, Villanova se convirtió en el mejor equipo universitario del país. Tras 39 minutos y 59 segundos trepidantes de enorme competitividad, un único brillante instante separó definitivamente a los dos contendientes.
North Carolina Tar Heels… ¿o Golden State Warriors?
Aunque parecía que Villanova tomaba el control en los primeros minutos, la línea exterior de North Carolina firmó una primera mitad fantástica. Los de Jay Wright encontraban siempre rápidas respuestas en tiros perimetrales de Justin Jackson, Marcus Paige o, sobretodo, Joel Berry. Y el inusual acierto (7/9 en triples para una UNC que ha sido uno de los peores equipos de la NCAA en % de tres puntos) de los de Roy Williams no cambió en toda la primera mitad.
Joel Berry (20p) encadenaba doce puntos seguidos a base de triples y perfectas suspensiones para dar a los celestes ventaja ya en el descanso (34-39). Los Tar Heels vivían el momento más dulce del año desde el perímetro pero ni así conseguían despegarse de una Villanova tremendamente competitiva. Y es que pese al dominio físico rival cerca del aro, los Wildcats tiraban del esfuerzo colectivo, su mejor argumento, para mantenerse más que vivos tras los veinte primeros minutos. La final estaba aún por decidir. Y esta Villanova aún tenía que mostrarnos mucho más en la segunda mitad…
¿Quién invitó a Phil Booth?
Y más con la aparición del siempre clásico protagonista inesperado a la gran fiesta. Phil Booth (que firmó el mejor partido de su carrera con 20 puntos) clavaba dos suspensiones seguidas para cambiar el signo del partido (49-46; min. 28) por primera vez en la segunda mitad. El juego de North Carolina había cambiado por completo y, pese a encontrar en muchas ocasiones a su referente interior Brice Johnson(14p-8r), los Tar Heels empezaban a perder la comodidad y fluidez de la primera mitad.
Villanova convirtió la segunda mitad en un maravilloso juego de errores. Y cuando los de Jay Wright quieren, cometen muy pocos. Y más si el dúo formado por Ryan Arcidiacono (nombrado mejor jugador de la final) y Phil Booth sumaba una tras otra hasta dejar un decantado 67-57 a 5:30 para el final del choque. ¿Definitivo? Marcus Paige (21p) entonces, dijo no.
El base de los Tar Heels lideró un parcial de 3-12 que dejaba el choque con un igualadísimo 70-69 a falta de un minuto. North Carolina entró de nuevo al partido desde el corazón y, aunque Villanova apenas fallaba en el tiro libre, tendrían la posibilidad de igualar el partido con un triple.
20 segundos finales para la historia
Marcus Paige asumió la responsabilidad. Superó la larga defensa de Daniel Ochefu a trompicones y cuando Arcidiacono estaba dispuesto a quitarle la oportunidad, se generó un triple imposible en un escorzo inverosímil que acabó besando la red. Los genios tienen estas cosas, simplemente. 74-74 y todo parecía encaminado a una inevitable prórroga.
Pero este deporte es tan maravilloso como cruel. Arcidiacono subió el balón y le regaló el momento de su carrera a un Kris Jenkins que, sin pestañear y desde 8 metros, enterraba la esperanza de North Carolina con un magistral triple sobre la bocina para cerrar una de las mejores finales de las últimas décadas. Villanova explotó de alegría. North Carolina rompió a llorar. Y todo, en tan solo un suspiro. In a one shining moment…